Hoy vamos a hablar sobre la Incapacidad Permanente Parcial, una de las figuras más desconocidas dentro del amplio abanico de incapacidades que regula el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
A diferencia de otras modalidades, esta incapacidad no implica que la persona afectada quede incapacitada por completo para trabajar, pero sí reconoce que sufre una limitación que afecta a su capacidad para realizar sus tareas habituales de manera eficiente.
¿Cuándo se considera que existe una incapacidad permanente parcial?
La incapacidad permanente parcial se refiere a una disminución en el rendimiento laboral, generalmente de al menos un 33%, en el desempeño de las funciones propias del puesto de trabajo. Un ejemplo típico sería el de un electricista que, debido a una lesión en la muñeca, ahora tarda más tiempo en completar tareas que antes realizaba con mayor rapidez.
Esta disminución en la eficiencia, aunque no le impide seguir trabajando, afecta a su rendimiento. En lugar de realizar una tarea en una hora, ahora podría tardar hora y media, lo que se traduce en una menor productividad, pero no en la imposibilidad de desempeñar su trabajo.
Compensación económica por incapacidad permanente parcial
El INSS, al reconocer esta incapacidad, permite que el trabajador continúe en su puesto, pero también otorga una indemnización compensatoria. Dicha indemnización corresponde a 24 mensualidades de la base de cotización del trabajador, que se calcula en función de sus cotizaciones previas.
Es importante destacar que esta incapacidad no supone en ningún caso la pérdida del empleo, ni puede ser motivo para que la empresa despida al trabajador. En todo caso, se podría requerir una adaptación del puesto o ciertos ajustes en las tareas para acomodar la nueva situación del trabajador.
¿Cómo afecta la incapacidad permanente parcial a la relación laboral?
A menudo, las empresas deben adaptarse a estas circunstancias, ya que la ley protege a los trabajadores en situaciones de incapacidad parcial, exigiendo medidas de integración antes de considerar otras acciones. Esta protección es vital para asegurar que el trabajador no se vea doblemente afectado, primero por su lesión y luego por una posible pérdida de empleo.
Finalmente, es crucial señalar que la incapacidad permanente parcial no impide que el trabajador continúe desempeñando su profesión ni que tenga posibilidades de desarrollo profesional. Sin embargo, la persona afectada deberá convivir con sus limitaciones y aprender a gestionarlas en su día a día laboral, contando siempre con el respaldo de la legislación vigente.
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